Patek Philippe, la más reconocida manufactura relojera del mundo, representada en Navarra por Montiel Joyero, ha inaugurado recientemente su nuevo, y grandioso, edificio de producción. Ubicado en Plan-les-Ouates, cerca de Ginebra, esta construcción ha permitido reunir en un solo lugar todos los talleres de Patek Philippe de Ginebra, y responder así a la creciente complejidad de su producción. Asimismo, se ha dedicado un espacio importante a los talleres especializados en oficios artesanales y a las aulas de formación. Con sus impresionantes dimensiones, este nuevo edificio, que complementa al erigido en 1996, se ha diseñado para anticipar el crecimiento de la empresa los próximos 20-30 años. La marca reafirma así sus raíces en Ginebra y su confianza en el futuro de la alta relojería combinando tradición e innovación.
En 1996, Patek Philippe realizó un trabajo pionero al inaugurar en Plan-les-Ouates, bajo los auspicios del entonces presidente Philippe Stern, una nueva manufactura de dimensiones extraordinarias. La compañía fue la primera marca de relojería que se instaló en esta comuna de Ginebra, que hoy se conoce coloquialmente como «Plan-les-Watches». El objetivo era reunir bajo un mismo techo las diferentes actividades repartidas en más de diez emplazamientos de la ciudad, y dotarse de las herramientas de producción necesarias para garantizar la independencia de la firma a largo plazo. Pero incluso con este diseño tan generoso, el edificio rápidamente resultó demasiado pequeño ante la expansión de la manufactura. En 2003, Patek Philippe trasladó la producción de la sección dedicada a la fabricación de cajas, brazaletes y al engastado a la cercana ciudad de Perly. En 2009, la empresa amplió la parcela de Plan-les-Ouates y transformó un inmueble comercial existente en los talleres de fabricación de componentes destinados a movimientos.
Cuando se lanzó el proyecto de construcción de un nuevo edificio, Thierry Stern, presidente desde 2009, se propuso un doble objetivo: devolver a Plan-les-Ouates los talleres instalados en Perly, y satisfacer la creciente necesidad de espacio, en particular el dedicado a la producción y a la formación. El objetivo nunca fue aumentar drásticamente la cantidad de relojes fabricados cada año (actualmente casi 62.000 piezas), que permanece limitada voluntariamente, aunque sólo sea por los criterios de calidad extremadamente exigentes establecidos por el sello Patek Philippe. Para la última manufactura independiente de Ginebra en manos de una familia, se trata más bien de dotarse de una herramienta de producción eficiente y racional que permita afrontar los desafíos del presente y del futuro.
Durante el último cuarto de siglo, la colección permanente de Patek Philippe ha evolucionado considerablemente. Los relojes complicados representan hoy en día casi la mitad de los modelos en colección. Las «complicaciones útiles» (calendario anual patentado, semanal, doble huso horario, hora universal, etc.) se han vuelto cada vez más importantes, aumentando el número de mecanismos específicos. La filosofía de creación de Patek Philippe, que está totalmente orientada al usuario, también ha llevado al desarrollo de sistemas diseñados para que el manejo del reloj sea simple, seguro y fiable, especialmente para las complicaciones más sofisticadas. Como resultado, la producción requiere un número medio de componentes por reloj cada vez mayor. La necesidad de aumentar el espacio de producción obedece por un lado a la decisión de Patek Philippe de mantener la colección lo más variada posible (relojes simples, complicaciones pequeñas, complicaciones grandes, modelos «deportivos elegantes», relojes de señora, relojes de alta joyería); por otro lado, la manufactura también tiene una oferta de más de 160 modelos diferentes, fabricados en pequeñas series que van desde una docena de piezas hasta unos pocos cientos de unidades equipadas con una amplia gama de movimientos, íntegramente creados en los talleres de Plan-les-Ouates.
El nuevo edificio de Patek Philippe destaca especialmente por sus impresionantes dimensiones: 189 metros de largo, 67 metros de ancho y una altura de 33 metros sobre el nivel del suelo, con diez pisos, cuatro de los cuales son subterráneos. También se distingue por su estilo arquitectónico contemporáneo destinado a marcar de manera duradera el paisaje de Plan-les-Ouates, con grandes áreas acristaladas, pasillos de hormigón pulido blanco que se extienden a lo largo de las fachadas, así como escaleras de incendios de color bronce que recuerdan a la arquitectura neoyorkina. Todo ello le confiere el aspecto de un enorme transatlántico con volúmenes refinados. Al igual que los relojes Patek Philippe, este carácter sobrio se combina con detalles muy delicados, como la ligera curvatura horizontal de los pasillos, que recuerda al diseño octogonal suavizado de la legendaria caja Nautilus, o las barandas de las escaleras de incendios con una forma inspirada en las agujas tipo «hoja».
La inversión total realizada en el edificio asciende a 600 millones de francos suizos, de los cuales 500 millones se han utilizado para la construcción, y los 100 restantes para instalaciones y equipos técnicos de vanguardia. La finalización de la obra se ha celebrado con el lanzamiento de un reloj conmemorativo de la colección Calatrava en acero, la referencia 6007, con un diseño exclusivo y en una serie limitada de 1.000 ejemplares.
El museo
Aunque el interior del nuevo edificio de producción no esté abierto al público, los aficionados a la alta relojería sí disponen de un espacio único en el que conocer los tesoros de esta y otras manufacturas: Patek Philippe Museum, inaugurado en 2001 en un inmueble Art Déco íntegramente restaurado de la zona de Plainpalais de Ginebra.
Con la idea de ofrecer un recorrido a lo largo de los tiempos, el museo propone paradas en algunas de las más apasionantes épocas de la relojería, desde los antiguos relojes del Renacimiento, con sus mecanismos de hierro, hasta las suntuosas miniaturas; desde las más bellas cajas esmaltadas, hasta complicaciones técnicas que superan lo imaginable. La colección está formada por unas 2.000 piezas, además de por una impresionante biblioteca con casi 8.000 libros dedicados al estudio del tiempo, a la astronomía y a la relojería.
El museo está dividido en dos temas que se complementan: el primero está dedicado a los relojes que ilustran los inicios y la historia de la relojería “portátil”, desde 1530 hasta 1850. En ella se pueden admirar relojes de todos los orígenes y manufacturas europeas, principalmente germanos, franceses, ingleses y, por supuesto, suizos. El otro tema está dedicado exclusivamente a los relojes creados por Patek Philippe. Cronológicamente, esta exposición se inicia con las primeras piezas de 1839, año en que Antoine Norbert de Patek fundó Patek, Czapek & Cie con su compatriota polaco François Czapek. Esta sección es el testimonio vivo de toda la historia de Patek Philippe, de sus invenciones, de las complicaciones y de las patentes que la manufactura ha acumulado a lo largo de sus 183 años de existencia.
Este museo privado abierto al público brinda la oportunidad de descubrir y recordar a los visitantes la gran tradición relojera de la ciudad, patrimonio en el cual se enmarcan los “guardatiempos” de Patek Philippe.
Patek Philippe
Montiel Joyero
Avenida Carlos III 50, Pamplona.
Tel.: +34 948 233 099