La obra de Eduardo Chillida, el artista vasco más reconocido internacionalmente, está presente en museos y colecciones de todo el mundo, y se han celebrado más de 500 muestras individuales de su trabajo en diversos países como Alemania, EE. UU., Reino Unido, Japón, Rusia o Corea del Sur. En 1966 se organizó la primera retrospectiva de su obra en el museo de Bellas Artes de Houston. Más tarde, en 1980, expuso en el Guggenheim de Nueva York, y el museo Reina Sofía acogió su mayor retrospectiva en 1998. Sin embargo, es en Chillida Leku, lugar fundado en vida por Eduardo Chillida, donde se encuentra el corpus de obra más amplio y representativo del artista. Está ubicado a las afueras de Hernani, muy cerca de San Sebastián, y se compone de un paraje de esculturas al aire libre y de un espacio de exposiciones en el interior del caserío de Zabalaga, una construcción tradicional vasca erigida en el siglo XVI.
La casa y sus terrenos adyacentes fueron adquiridos en los años 80 por Eduardo Chillida y su esposa Pilar Belzunce, quienes los restauraron y acondicionaron personalmente durante más de quince años. Aquel primer proyecto de rehabilitación fue llevado a cabo en estrecha colaboración con el arquitecto vasco Joaquín Montero, quien les ayudó a materializar una visión sumamente personal del espacio expositivo. El escultor buscaba un hogar para sus obras -un “lugar” (en euskera, leku)- donde las generaciones futuras pudieran conocer y experimentar su arte en un emplazamiento inigualable.
Una vez concluidos los trabajos que devolvieron la vida al caserío, el museo abrió al público el 16 de septiembre de 2000. Desde aquella fecha, Chillida Leku no ha cesado en su actividad de difusión y conservación de la obra del escultor vasco y, a pesar de que en 2011 se cerró al flujo continuado de visitantes, mantuvo la posibilidad de que cualquier persona pudiera visitar el museo bajo cita previa.
En 2019 el museo volvió a abrirse al publico en plenitud –y fue seleccionado como uno de los 100 mejores lugares del año por la revista TIME Magazine-, tras una remodelación dirigida por el arquitecto argentino Luis Laplace, conocido por sus trabajos de interiorismo y restauración respetuosa y sostenible desarrollados en intenso vínculo con el arte. Además, Laplace colaboró estrechamente con el arquitecto Jon Essery Chillida, nieto del escultor.
Gracias al buen estado general en el que se encontraban las instalaciones, no fue necesaria una renovación total, sino que se realizó una actualización respetuosa. El caserío -edificación central del museo- conserva exactamente el mismo aspecto y estructura que concibió Chillida.
A estas mejoras se sumó la puesta en marcha de instalaciones tales como un centro de bienvenida para los visitantes, la cafetería Lurra y una tienda. El proyecto contó también con la aportación del artista de la naturaleza holandés Piet Oudolf, pionero del movimiento New Perennial, quien introdujo sutiles elementos paisajísticos.
Actualmente, el museo es escenario de numerosas actividades culturales y educativas muy vinculadas a la comunidad local, acoge asimismo obras invitadas de grandes creadores -como Louise Bourgeois- y organiza exposiciones temporales de reconocidos artistas -como Antoni Tàpies- cuyas obras estén vinculadas a la figura y al legado de Eduardo Chillida.
Chillida Leku
Barrio Jauregui 66, Hernani.