Cantharellus y huevo trufado; sama braseada con bearnesa de algas; jabalí, colmenillas y apio nabo; pera y kéfir. Raíces, mar, tierra y desenlace. Así son las creaciones del chef Bruno Coelho, quien ha diseñado para el restaurante Tierra y Vino una carta que se alimenta de todo el repertorio de los alrededores, articulada en torno a una cuidadosa selección de platos y un menú degustación que cambia cada temporada, con especialidades ibéricas y vascas revisadas desde el respeto a las técnicas francesas.
Situado en el corazón de Rioja Alavesa, en el hotel Palacio de Samaniego, propiedad de la familia Rothschild, el restaurante Tierra y Vino cuenta con huerto propio -con hortalizas y plantas aromáticas-, que los comensales pueden visitar antes de adentrarse en el mundo culinario de Coelho. Una vez en palacio, llama la atención la exquisita decoración de sus salones, que combinan armónicamente la estructura original de piedra del edificio, del siglo XVIII, con muebles de autor y obras de arte traídas de todo el mundo: una colección de jarrones de distintos estilos y épocas -con gran presencia de cerámicas y cristales de Murano-, accesorios indígenas, escultopinturas de papel y aluminio, y mesas de madera reciclada -diseñadas en forma de almazuela- creadas ad hoc por el ebanista francés Mathisse Dalstein. La arquitectura interior del palacio, obra de LVG Arquitectura y Vila Studio, supera el doble reto de reducir al máximo el impacto ecológico -dando prioridad a las materias primas sin tratar y a las fibras naturales- y encontrar el equilibrio justo entre un minimalismo acogedor y una agradable comodidad.
Desde el comedor, es visible uno de los grandes tesoros del restaurante: la bodega. Aquí descansan, además de los buques insignia de los viñedos más reconocidos del mundo, importantes referencias de bodegas pertenecientes a la familia Rothschild: Château Clarke, Château des Laurets, Château de Malengin, Champagne Barons de Rothschild y Château Malmaison, de Francia; Flechas de los Andes, de Argentina; Rimapere y Akarua, de Nueva Zelanda; Rupert & Rothschild Vignerons, de Sudáfrica; y, por supuesto, Macán, de Rioja Alavesa. Esta última, situada a escasos minutos del restaurante, nació en 2004 fruto de la unión de Tempos Vega Sicilia y la compañía vinícola Barón Edmond de Rothschild, ofreciendo una visión moderna y particular de las elaboraciones de Rioja siguiendo el modelo bordelés de primer y segundo vino.
Orquestando sala y bodega están Miren Ormazabal y su equipo, quienes guían a los comensales con un servicio muy personal, para que el viaje enológico y gastronómico sea una auténtica experiencia. Esa cercanía con la que acogen a los clientes, manteniendo los más altos estándares de servicio, es lo que caracteriza a este palacio y lo convierte en una especie de casa familiar. En sus nueve habitaciones y suites, que toman el nombre de variedades de uva -Tempranillo, Syrah, Malvasía, Verdejo, Viura, Bobal, Garnacha, Merlot, Chardonnay-, se respira un ambiente íntimo que invita al reposo, a la conversación, a una copa de vino, a disfrutar del arte, de la gastronomía y de la historia. Hay una cita de Coelho -no del chef, sino del escritor Paulo Coelho- que bien podría servir para verbalizar lo que transmiten Tierra y Vino y el Palacio de Samaniego: “Hay en el mundo un lenguaje que todos comprenden: es el lenguaje del entusiasmo, de las cosas hechas con amor y con voluntad, en busca de aquello que se desea o en lo que se cree”.
Tierra y Vino
Calle Constitución 12, Samaniego.
Tel.: +34 945 660 000