San Sebastián, Donostia en euskera, es azul rodeada de verde. Es famosa por su bahía con forma de concha que baña tres extensas playas, coronada en medio por una isla con la única playa del País Vasco que mira al sur.
Conviven en ella la cocina tradicional y la de vanguardia, con la mayor concentración de estrellas Michelin del mundo. Acoge cada año un festival internacional de cine, recibe a las estrellas del jazz en verano y presume de arte y cultura en las calles y museos. Es fértil y cultivada, una tierra regada por influencias de todo el planeta, pero además cuenta con una identidad propia y el idioma más antiguo de Europa, el euskera.
Hay muchas maneras de visitar este destino de reinas, pero para descubrir la esencia que invita a sentir los pequeños placeres con gran intensidad, se ha creado San Sebastián Premium. Esta plataforma recoge en su página web premium.sansebastianturismoa.eus las mejores experiencias destinadas al visitante más exigente, catalogadas en seis sectores: agencias, transporte, alojamientos, recursos, comercios y restaurantes.
San Sebastián tiene una belleza evidente, icónica, irrebatible. Pero también guarda secretos que desea contar. Para descubrirlos, lo mejor es dejarse guiar por las agencias locales dedicadas a elaborar itinerarios a medida.
Acompañando a las agencias están los servicios de transporte premium, que posibilitan al viajero llegar puntual a todas las citas, eventos y acontecimientos que tienen lugar en la dilatada agenda cultural de la ciudad.
Mucha suerte ha tenido San Sebastián en el reparto de las cualidades. Le tocó una geografía magnética, con un litoral esculpido por un artista inspirado. Pero luego, sobre esa belleza natural, construyó delicados y emocionantes placeres artificiales. Construyó una vida menos corriente. Una vida favorecida. Los hoteles de lujo y los exclusivos apartamentos vacacionales son un buen ejemplo de ello. Desde sus ventanas se puede sentir lo que significa vivir en una urbe tan bella como esta.
San Sebastián es también un espectacular museo al aire libre, en el que se observan esculturas como Construcción Vacía de Jorge Oteiza o la instalación Hondalea, la obra de Cristina Iglesias ubicada en el faro de la isla Santa Clara, por donde fluye el agua que recuerda las corrientes marinas. Y muy cerca, en Getaria, están el museo Balenciaga, dedicado al genial modisto nacido en esta localidad, y Chillida-Leku, en Hernani, donde se encuentra el corpus de obra más amplio de Eduardo Chillida. A estos recursos, se les deben sumar las experiencias en torno al mar -el Aquarium, excusiones en velero…- y al vino local, el txakoli -algunas bodegas de la Denominación de Origen Getariako Txakolina ofrecen visitas privadas con catas-.
Será que es un municipio pequeño. O será el carácter vasco, introvertido pero leal y generoso. El caso es que a los donostiarras les gusta mucho compartir lo que tienen y lo que son con la gente que tiene el sincero deseo de conocerlos. El comercio local es un buen lugar en el que poder interactuar con sus habitantes, y de paso, llevarse un trocito del San Sebastián más auténtico, una parte de su identidad.
Hay ciudades que se ven y hay otras, como San Sebastián, que también se saborean: se prueban poco a poco para apreciar bien los matices y para que las texturas, los colores, los aromas y las sensaciones se queden en la boca y en la memoria para siempre. Ya sea en los bares de pintxos, en las sidrerías o en los restaurantes con estrellas Michelin -Akelarre, Arzak, Martín Berasategui, Mugaritz…- esta ciudad prepara cada día miles de estímulos gastronómicos. La emoción está servida.
San Sebastián Premium