Su trayectoria como artista la ha desarrollado entre EEUU y Europa. ¿De qué manera han influido estos dos mundos en su obra?
Empecé mi carrera como artista en San Sebastián. He admirado siempre a Chillida, Oteiza y Basterretxea. Me gusta muchísimo el color de Zumeta. La hija de Eduardo Chillida me organizó 4 exposiciones en las que estaba todo vendido antes de inaugurar.
A los 21 años hice mi primera exposición individual y a los 28 años abrí un estudio en la calle Fortuny de Madrid. Fue allí donde de verdad empezó mi vida de artista. Para mí Madrid fue una gran escuela práctica, pero nunca me ha inspirado. Después de unos años en Madrid, surgió la posibilidad de irme a vivir a Florida. No sabía si iba para un mes o dos, y me quedé 4 años. Vivía en Miami y trabajaba en Palm Beach. A veces iba a Nueva York y a veces a California, también a Latinoamérica. Miami es una ciudad abierta y muy cómoda para vivir. He trabajado unos años con una ayudante de Larry Gagosian, uno de los grandes galeristas, por eso conozco bien todo lo relacionado con el mercado del arte. Ahora mismo trabajo con dos dealers americanas, una es la que le hizo la colección a Gianni Versace y la otra se mueve entre Nueva York y Colombia, por lo que a veces me toca viajar más de lo que desearía. Ya no me motiva tanto viajar. Me gusta estar tranquilo. La primera vez que fui a EEUU era un joven adolescente, y a los 19 años ya estaba matriculado en el Art Institute de Chicago. No salía de los museos. Lo veía todo con una pasión ilimitada: fotografía, pintura, instalación, vídeo, diseño, arquitectura…
Plásticamente he admirado mucho a los pintores americanos. Me encantan Jonathan Lasker, Kaw y algunas vanguardias históricas americanas a las que he redefinido adaptándolas a mis propias obras. Bansky es uno de mis preferidos: es un genio, un ser profundo e iluminado, uno de los más grandes artistas de hoy día, porque transmite un mensaje solidario universal. Me siento muy próximo a él.
Sus primeros pasos los dio en la arquitectura y el paisajismo. ¿Cuál es su vinculación actualmente con estos dos campos?
Si pintar cuadros me gusta, proyectar espacios bellos me fascina, es pura vitamina. En realidad me considero un esteta, un hacedor de belleza. Me da igual decorar una casa que diseñar un jardín oriental en un palacio del siglo XV de Navarra, que es justo lo que estoy haciendo ahora.
Estudié la carrera de arquitecto de interiores, he decorado casas y empresas y sigo haciéndolo. Para mí es muy fácil crear belleza. Podría hacerlo con los ojos vendados. Hago Feng Shui, canalizo todas las energías para que mis proyectos resulten atractivos y la gente sin saber cómo experimente con ellos un estado de bienestar interior. Actualmente estoy redefiniendo la imagen de una empresa de diseño y arquitectura que tiene su propio equipo de aparejadores, arquitectos, decoradores… Me han encargado que les haga un nuevo proyecto integral.
Decorar me hace feliz, disfruto seleccionándolo todo: iluminación, mobiliario, objetos de arte, colores, texturas, vegetación… Una decoración es el maridaje de muchas cosas: desde el aroma de los espacios interiores, las melodías que suenan, el silencio o ruido que se produce, hasta cómo te reciben los jardines cuándo llegas, el orden y la pulcritud… Es un arte. Es mi mundo. Es mi don.
Se han publicado ya seis libros sobre su obra. ¿Cuál cree usted que es la percepción que tiene el público de sus pinturas?
El público reconoce mis obras con facilidad, lo que significa que tienen un estilo propio. Ahora estoy ilusionado preparando un séptimo libro. Este nuevo libro es un Catalogue Raisoné: mostrará mis 25 años dedicado al arte, vinculado al pensamiento y la estética de Oriente, que me apasionan. Mi intención es convertir el libro en una obra de arte en sí mismo.
Creación de escenografías para óperas, diseño de espacios, colaboraciones en videoclips… Sus proyectos van mucho más allá de la pintura. ¿Cuáles son los trabajos que más le han interesado y en los que le gustaría ahondar?
Cuando estás dotado con el buen gusto se abren muchos caminos. El buen arte abre muchas puertas. Surgen colaboraciones como ahora con BASQUE LUXURY y sinergias con un común denominador, embellecerlo todo. Últimamente he mostrado mi obra con BMW, fue una alianza muy original. Intervine sobre una moto, quedé muy satisfecho con la experiencia.
Tengo amistad con la soprano Ainhoa Arteta. Un día en una visita a mi estudio vino acompañada con el presidente de Iberkonzert para proponerme que les llevase la dirección de arte de algunos de sus recitales y que les diseñase unas escenografías minimalistas, llenas de dramatismo. La experiencia ha sido fabulosa, porque nuestra colaboración está siendo un éxito a todos los niveles. De hecho tengo nuevos proyectos con Arteta.
Colaborar en videoclips es parte de la dirección de arte y fotografía que hago para diferentes artistas. Un artista lo visualiza todo, percibe hasta el más mínimo detalle y lo eleva a una categoría estética superior.
¿Cuáles van a ser sus próximos proyectos?
Para 2018 preparo una gran retrospectiva, una selección de mis pinturas, esculturas, vídeos y fotografías, concebido todo como una gran instalación. Esta exposición viajará de un museo español a París y a continuación a México.