La más occidental de las ciudades suizas es Ginebra, una de las más importantes a nivel financiero. La ONU tiene aquí su sede principal, y la Cruz Roja Internacional coordina desde las instalaciones ginebrinas sus acciones humanitarias; pero la ciudad es sobre todo conocida como capital de la industria relojera de lujo. Todas las grandes maisons cuentan con una boutique a uno u otro lado del Ródano; entre ellos Patek Philippe, la última manufactura local en manos de una familia, comprometida con dar continuidad al arte relojero tradicional. Parte de ese compromiso se puede apreciar en el museo que la marca inauguró en 2001 en un edificio Art Déco del barrio de Plainpalais, una visita obligada para comprender, no sólo el legado de Patek Philippe, sino la historia de la relojería en su conjunto. Su colección incluye cinco siglos de arte relojero formado por 2.000 piezas, entre las que destaca el Calibre 89, el reloj más complicado del mundo. El museo se completa con una biblioteca de 8.000 obras dedicadas a la medición del tiempo.
La jet set de todo el mundo viaja a Ginebra para adquirir relojes que difícilmente pueden encontrar fuera de Suiza, y ello ha disparado la construcción de hoteles de lujo. Sin embargo, si hay un hotel que ha tenido la excelencia por bandera desde su apertura es Des Bergues, el más antiguo de todos los hoteles de la ciudad, inaugurado en 1834. Escritores, empresarios, políticos y miembros de la realeza han hecho suyo este hotel, que desde hace casi dos siglos mira con orgullo al lago Lemán.
En 2005 Des Bergues pasó a formar parte de la colección de hoteles de Four Seasons, y fue completamente reformado por el diseñador de interiores Pierre-Yves Rochon. El hotel cuenta ahora con 71 elegantes habitaciones y 44 espléndidas suites de estilo Luis Felipe, una biblioteca y un spa con un hammam marroquí, una sala de vapor de mármol, salas de tratamientos privadas, gimnasio y una piscina en la última planta del edificio. Sobre éste, en la terraza de la azotea, está el restaurante japonés Izumi, que ofrece una vista sin igual del famoso chorro de agua Jet d’eau.
El otro restaurante de alta cocina del Four Seasons es Il Lago. Premiado con una estrella Michelin y dirigido por el chef Massimiliano Sena, el restaurante está especializado en cocina italiana, y cuenta con una exquisita selección de vinos suizos. Muchos de estos caldos se producen en los viñedos que rodean Ginebra y el lago Lemán, un auténtico paraíso para catadores. El Four Seasons, al igual que Badrutt’s Palace y Park Hotel Vitznau, son miembros de Swiss Deluxe Hotels, la empresa que engloba los mejores hoteles de 5***** de Suiza, y que garantiza un nivel de servicio supremo en todos los aspectos.
Es hora de regresar al País Vasco. El vuelo de vuelta lo hacemos desde el aeropuerto de Ginebra, ya que Swiss ofrece desde aquí vuelos directos a Biarritz. Así finaliza este viaje por el país alpino, donde hemos podido disfrutar de sus magníficos paisajes, de su gastronomía, su cultura y del saber hacer de la hotelería suiza.
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