El lujo es sinónimo de excelencia. A menudo se confunde con tener un Ferrari, una joya de Cartier o un traje de alta costura… pero no se trata de eso. Un artículo de lujo es un producto excelente, y aunque podamos referirnos también a una joya, me gusta más pensar en un queso fantástico, unos zapatos, un bolso, cualquier producto del sector gastronómico o en una obra de arte, por ejemplo.
Cuando creé la Asociación, la llamé Asociación Española del Lujo, porque quería aglutinar varias empresas excelentes; empresas de lujo. En España el lujo tiene la connotación de algo que brilla, que es ostentoso; y no es así. En la Asociación tenemos diferentes apartados como la gastronomía, la marroquinería, la belleza, el arte de vivir… y en cada espacio podemos encontrar productos realmente excelentes, que no tienen que ver con la ostentación, sino con el trabajo bien hecho.
Esta acepción de la excelencia bien se puede aplicar al País Vasco, y por muchas razones, empezando por la belleza del paisaje, que es impresionante; también por la calidad de vida. La gente vive de maravilla, en casas de lujo. Los vascos -si bien es cierto que no todos tienen las mismas posibilidades- viven en una especie de lujo. Se percibe una mezcla cultural, una manera propia de vivir… que me impacta mucho cuando visito la región.
Béatrice d’Orléans
Presidenta de Honor de la Asociación Española del Lujo