Eón. Ésta es la palabra escogida por Iñigo Manterola para titular su última serie de esculturas; y no se nos ocurre concepto más acertado que éste para definir y sintetizar el trabajo firmado por el artista, fruto de años de estudio y experimentación. Del mismo modo que el vocablo ‘eón’ representa en tan solo tres letras un periodo de tiempo indefinido de larga duración, Manterola logra capturar a través de sus esculturas el movimiento transcurrido en un periodo de tiempo indefinido.
Atrapar la traslación y darle visibilidad ha sido su obsesión a lo largo de toda su carrera, desde que dio el salto de la figuración a la abstracción. A sus primeras pinturas figurativas, que retratan el día a día de los pescadores, fue incorporándoles líneas de formas orgánicas alrededor de los marinos, representando la cinética de los personajes. Poco a poco, los marineros fueron perdiendo relevancia, hasta que finalmente acabó prevaleciendo el movimiento, en forma de trazo sobre el pálido lienzo.
Su siguiente paso consistió en dibujar esa pincelada en el espacio, convirtiéndola en escultura. Estas obras, hechas en acero corten, latón, cuerda, resina o acero inoxidable, nacen en el suelo y, tras vulnerar el espacio con formas oscilantes, vuelven a morir en tierra. Mientras las esculturas de su primera serie, ‘Paseos por el soporte’, son completamente macizas, las de la segunda, ‘Paseos vacíos’, están huecas, hechas a partir de tubos. Con ‘Eón’, su objetivo es mostrar el vacío interior de estas últimas piezas, diseccionando violentamente sus cuerpos, dando como resultado extraordinarias obras unípedes, bípedes y trípodes.
Paralelamente, Manterola sigue intentando aprisionar el movimiento trabajando la abstracción sobre el lienzo. Esta serie de óleos, titulada ‘Tránsitos’, ha alcanzado recientemente una nueva cota, ya que por primera vez se ha alejado de los bordes (terrenales), creando un trazo continuo: un auténtico Uróboros pictórico. El objeto de estudio de esta reinterpretación del infinito nos lleva a querer saber lo que ocurre en el interior del trazo, al igual que sucede con las esculturas ‘Eón’.
Las reflexiones de Manterola han sido acogidas con entusiasmo en todo el mundo: acaba de instalar tres esculturas unípedes de más de cuatro metros de altura en el jardín de un coleccionista privado de EE. UU., está en proyecto la creación de una segunda obra de grandes dimensiones para la Universidad de Hamburgo (en 2018 instalaron una primera), y este año inaugura en El Palace Barcelona, el hotel de lujo fundado por César Ritz, una exposición de 15 piezas de mediano y gran formato.
Aunque sus obras abstractas son las que más lo han popularizado los últimos años, Manterola no ha dejado de lado la figuración, y sigue pintando el mar, dejándose sorprender por todo aquello que arrastra el océano a la costa. Su último descubrimiento ha sido la espuma creada por las olas al romper contra la playa, otro efímero motivo que seguro le obsesionará durante un eón.
Iñigo Manterola
Ola Bidea s/n, Polígono Errotaberri, Zarautz.
Tel.: +34 617 332 813