Nos reunimos con Cynthia Nixon un domingo por la mañana. Su equipo de prensa nos llama 15 minutos antes de la entrevista para asegurarse de que llegamos puntuales. La cita es en el Hotel María Cristina, el glamuroso alojamiento donde, desde hace décadas, los famosos pernoctan cuando visitan San Sebastián. Cynthia está en la ciudad, durante el Festival Internacional de Cine, presentando su nueva película Historia de una Pasión.
Hay una sala privada preparada para nuestra entrevista, lejos de los flashes que la persiguen en cada paso que da. Sobre la mesa de mármol tiene listos una botella de agua con gas y un vaso con hielo y una rodaja de limón. Cuando llega, vestida con un elegante vestido a rayas y unas discretas joyas, con una sonrisa dibujada, se nos presenta. Como si no supiéramos quién es. Sus ojos azules nos recuerdan inmediatamente a sus papel en Sexo en Nueva York, así como a otros personajes con los que hemos convivido las últimas décadas.
Sin querer desperdiciar un solo minuto del privilegio de poder entrevistarla para BASQUE LUXURY MAGAZINE, comenzamos el cuestionario, preguntándole sobre su última película.
¿Qué la llevó a aceptar el papel de Emily Dickinson en Historia de una Pasión?
Amo la poesía de Emily Dickinson desde que era joven. El proyecto me pareció apasionante.
Llevó mucho tiempo conseguir la financiación; llegué a pensar que la película jamás vería la luz. Cuando finalmente se logró financiarla, me emocioné muchísimo, y al mismo tiempo, me sentí aterrada.
Hacer el papel de una persona real y reconocida es una gran responsabilidad. ¿Cuál cree que ha sido su mayor contribución a este papel?
Anteriormente he hecho el papel de personajes reales, pero había más fotografías de estos personajes. En el caso de Emily Dickinson existe una única foto de ella. Pero tenemos sus 1800 poemas y miles de cartas redactadas por ella.
He leído biografías sobre su persona, así como poemas y cartas escritas en diferentes periodos por ella. He intentado entenderla. Siento afinidad por ella. Emily es, al igual que yo, una combinación de timidez y ferocidad.
Tengo una amiga que me recuerda mucho a Emily. La conozco desde que tenía seis años. Pensé mucho en ella cuando interpreté al personaje.
¿Cuánto tiene de usted el personaje que interpreta?
Creo que mucho. Por supuesto que hay diferencias. Yo no me siento tan abrumada por el mundo como Emily. En ocasiones me gusta asegurarme de que se me aprecia, sin querer venderme por ello. Creo que esa es una característica que compartimos.
Yo soy una persona muy social; no me gustan especialmente las multitudes, pero disfruto compartiendo tiempo con la gente cercana. Pero yo no podría ser escritora, porque para ello hay que pasar mucho tiempo en soledad; y si eres Emily Dickinson, realmente tienes que pasar mucho tiempo a solas, y no creo que yo pudiera hacer eso.
¿Cuál es su poema preferido de Dickinson?
Tengo dos favoritos y versan sobre dos de sus principales cuestiones: uno de ellos es sobre la muerte y la otra sobre el dolor que produce el amor imposible.
El primero se llama “Una mosca zumbó mientras moría”. Es la descripción del momento en el que estás en la misma habitación en la que alguien muere, y es exactamente como ella lo describe. Pero Emily lo describe desde el punto de vista de la persona que está muriendo, lo cual es interesante.
El otro poema que me encanta es “Vivir contigo no puedo, eso sería la vida”, y trata sobre la persona de la que está enamorada, que es un ministro, y que no puede alcanzar. Es precioso.
Usted ha actuado en televisión y en cine. ¿Dónde se siente más cómoda?
A veces, cuando una película cuenta con un gran presupuesto, el proceso lleva mucho tiempo. Hay que rodar muchos ángulos y es muy intimidante, con movimientos de cámara enormes y cientos de personas en el equipo. Prefiero las películas pequeñas; me siento menos intimidada y más libre para probar cosas.
Los directores de películas tienen mucha autoridad para decidir lo que quieren. Los directores de televisión lo tienen más complicado, porque la cadena les indica continuamente lo que pueden y no pueden hacer. Pero me gusta la televisión porque todo va muy rápido.
¿Es la actuación para usted una forma de escapar de la realidad?
No, creo que no. Cuando era pequeña, crecí en una familia donde no se me permitía estar enfadada o mostrar mis emociones, siempre me pedían que me comportara. Mediante la actuación podía sacar todo aquello de mi sistema. Pero no creo que sea una forma de escapar.
Lo que yo hago es buscar al personaje dentro de mí misma, porque cada uno de nosotros tenemos muchos “yo” dentro de nosotros. Tenemos el “yo” seguro de sí mismo, el “yo” optimista, el “yo” pesimista. La mayoría de los personajes que interpreto, tengo que buscarlos en mi interior y amplificar esa parte de mí. Así que no es una forma de evadirse, sino más bien una manera de aprender sobre uno mismo de maneras distintas.
Hay gente que considera que actuar es fingir, y en cierto modo lo es, pero creo que también se trata de imaginarte a ti mismo en escenarios y circunstancias distintas. Actuar es también comunicar, entenderse con la persona con la que estás actuando. Así que tiene mucho que ver con la verdad y con llegar a la gente, en vez de quedarse en un lugar seguro fingiendo. No creo que actuar sea seguro.
Recientemente participó en la serie de televisión Hannibal. ¿Qué opina sobre el personaje de Hannibal?
Hannibal es un personaje fascinante; lo descubrí porque mi hijo mayor es un fan de la serie y él me mostraba los episodios. Además, admiro muchísimo a los tres actores principales de la serie; son fantásticos. Así que fue muy divertido actuar con ellos.
Con Sexo en Nueva York, usted ha educado y entretenido a una generación entera de mujeres. ¿Ve usted su personaje –Miranda- como un modelo a seguir?
Una de las mejores cosas sobre Miranda, al igual que los demás personajes de la serie, es que puedes llegar a admirarla aunque no sea perfecta.
En ocasiones, en las películas o las series de televisión que tratan sobre el poder, apoderamiento de las mujeres o el apoderamiento de quien sea, puedes pecar de crear personajes que no son del todo reales, que son excesivamente perfectos.
En el caso de Miranda, ella está segura de sí misma y es muy autoritaria e inteligente; pero al mismo tiempo tiene sus problemas, está muy enfocada en su vida profesional y deja de lado su vida personal. Al final tuvo suerte de conocer a un hombre que estaba muy centrado en lo personal, y creo que tuvo también suerte de quedarse embarazada sin quererlo, porque creo que por ella misma jamás habría decidido tener un hijo. Ella estaba enfocada, de una manera muy masculina, en su carrera, y de repente encontró una pareja y una vida doméstica que no estaba en sus planes. Esto suele ocurrirles más a los hombres; no están centrado en ello, hasta que encuentran a una mujer que desea tener niños.
La influencia de Sexo en Nueva York ha sido enorme. ¿Cuáles cree usted que han sido los valores más importantes que ha transmitido?
Lo principal que la serie quería decir es que: existe la idea de que “lo que las mujeres desean sobre todo lo demás es casarse”, y eso no es cierto. Algunas mujeres realmente quieren casarse, y otras no lo desean.
Las mujeres quieren hacer lo mismo que los hombres. Quieren tener empleos interesantes, quieren divertirse en la vida, quieren tener sexo, no como parte del matrimonio, sino porque les gusta el sexo.
Al final, no se trataba sólo de sexo, era mucho más que eso…
Sí, trataba de mujeres esforzándose por tener la mejor vida posible, apoyándose las unas a las otras en su búsqueda por el éxito y el crecimiento personal.
¿Habrá una tercera parte de Sexo en Nueva York?
No lo creo.
Usted ha pasado ya un par de días en San Sebastián. ¿Cómo ha sido su estancia hasta ahora?
He podido pasear un poco por la ciudad, y es realmente preciosa. El resto de mi equipo estuvo en la playa y disfrutaron muchísimo. Quizá vaya yo también hoy. Me encanta mirar al cielo y ver las nubes; y he descubierto un restaurante que me encanta, llamado Astelena. Ya he comido dos veces ahí. Espero tomar un brunch hoy en la ciudad, porque el País Vasco es famoso por su gastronomía.
¿Qué es el lujo para usted?
El lujo para mi es el tiempo. Tener tiempo para hacer lo que realmente deseas hacer. Y no lo que se supone que debes hacer. Y puede ser cualquier cosa: salir a cenar, ir de vacaciones o quedarse todo el día en casa sin hacer nada, sola, con la familia o con quien sea.
Para mí el tiempo es un gran lujo.