Como dice un dicho popular, “la salud no lo es todo, pero sin salud no hay nada”. En mi primera semana del año me he propuesto tomar las medidas que tenga a mi alcance para preservar mi salud y la de mis seres queridos, que son muchos afortunadamente. Y no es porque no me haya tocado la lotería, al menos la del 22 de diciembre, sino porque una fuerte gripe me tuvo las navidades pasadas dando tumbos como un zombie. Y ya se sabe, no hay como que te falte algo para darte realmente cuenta de las prioridades de la vida. Este año me han atraído poco las norias gigantes en la Concha, los villancicos, las uvas en la Puerta del Sol, o los cientos de anuncios de fragancias que cada año nos acompañan en estos días y que otros años observo y analizo para desentrañar las tendencias sociales o estéticas que tanto me apasionan. Nada de nada. Mi único deseo era estar en la cama, intentando recuperarme de un frío que cogí en un rodaje fotográfico prenavideño en tierras charras. Y para una persona a la que no le gusta nada perder el tiempo, mi lujo ha sido recuperarme por completo para escribir estas líneas.
En mis ratos buenos, pude unirme a las comidas familiares navideñas y dadas las circunstancias, introduje entre los temas de conversación comentarios sobre los ingredientes “milagro” y súper alimentos, sorprendiéndome del interés que despertaban entre los más jóvenes de mi familia, que son unos cuantos. Tras años de furor por las bayas de Goji, el aguacate para el desayuno, las múltiples proteínas de la quinoa o la soja, auguro un buen año al jengibre como ingrediente estrella en multitud de formatos. Que si en infusión con naranja, que si en bebida fría con zumo de manzana o en raíz rallada para espolvorear un buen curry. Sus poderes curativos frente a los resfriados y para mantener un elevado nivel de energía y vitalidad, lo convierten en el producto del año. Y además suena a exótico, que eso siempre suma.
Cuando veo a esos presentadores que cada día lo dan todo en su programa televisivo me suelo preguntar qué tomarán para estar en forma y nunca enfermar. ¿Qué desayunarán? Dicen que el agua con limón en ayunas es alcalino y muy beneficioso. Anotado.
Total, que me he propuesto una lista de objetivos para el 2020, con el fin de mimar mi salud como se merece. Algunos son confesables, otros me los reservo. Entre los primeros, y aunque era algo que ya practicaba en mi vida antes de la gripe, se encuentra el de cocinar más en casa. Cocinar, cocinar, como un chef nunca estará entre mis habilidades. Hace falta mucha paciencia y conocimientos técnicos de los que carezco. Pero elaborar cosas sencillas es factible y deseable ya que conlleva planificación, ahorro y comidas más saludables, al estar pensadas con la cabeza y no con el estómago vacío. Creo firmemente que la nutrición debería ser una de las asignaturas más importantes que estudiásemos. Pero no sólo para adelgazar, lo típico, sino con diferentes fines. Saber qué te aporta más energía, mayor agilidad mental, sensación de bienestar, concentración, alegría o, por supuesto, placer, nos convertiría en seres más conscientes y felices.
Hace años, cuanto estuve estudiando alemán en la Selva Negra y compartía casa con estudiantes de otros países alguien preguntó si comíamos para vivir o vivíamos para comer. La cultura del comer es por sí sola una razón de vida en el País Vasco, como es bien sabido. Ese carácter hedonista parece que lo compartía mi compañera de piso suiza; ya se sabe, el chocolate y el queso saben a beso. Los jóvenes americanos, muy deportistas ellos y un japonés pegado todo el día a su bol de sopa de miso se decantaban más por la opción de comer para vivir. Curioso y como casi siempre, supongo que en el equilibrio está la virtud.
Mi buen amigo Alejandro Bataller, al frente del exitoso proyecto de lujo SHA Wellness, clínica de bienestar, me regaló hace unos años un libro sobre recetas para vivir más y mejor. Quizá es el momento de ponerme seriamente a ello. Recientemente leía que van a abrir un establecimiento por continente. No me extraña, los ricos también enferman y la salud es lo único que no se puede comprar. Y prevenir es más barato, recordemos. Mi marido dice que las mejores ideas son las que se implementan. A ver qué consigo implementar sin aburrirme ni a mí ni a terceros. Que también puede suceder.
San Sebastián, Santander o Biarritz fueron ya desde 1.845 con Isabel II lugar de veraneo de la realeza y la alta sociedad, atraídos por las amables temperaturas veraniegas y los baños de agua de mar. Este año, la talasoterapia, junto con otras propuestas vinculadas al turismo de salud, serán de nuevo tendencia y lugar de peregrinación de amantes de sus bondades para el bienestar mental y físico. El turismo wellness goza de buena salud y la pirámide demográfica y hábitos de vida actuales seguirán impulsando el turismo de experiencias de alta gama en los años venideros (según datos del Global Wellness Institute, el turismo de bienestar crece el doble que el tradicional).
¡Por ello, mi primer brindis del año fue por la salud, deseo que comparto con todos ustedes! Y luego que nadie me diga que el lujo no es importante. Puede serlo todo, si conoces su verdadero significado.
Silvia Ortega Alcorta
Autora de «El nuevo Lujo Experiencial, claves y protagonistas»
Ilustración de Estíbaliz Blanco Alcorta: «Inspiración Yoga en SHA Wellness Clinic».